jueves, 23 de diciembre de 2010

Una pequeña anécdota

Hoy hablaremos sobre una anécdota que produjo en su momento, muchísimas comeduras de cabeza.
La cosa es muy sencilla. Trata sobre una familia. El marido pasa la mayoría del día en casa y la mujer justo lo contrario, desde buena mañana hasta la noche, no pisa su hogar. La madre, dado que su hija tiene problemas para entender algunas materias del colegio, decide buscar una profesora particular para que ayude a su hija. El trato que hacen la profesora y ella es el siguiente: irá dos horas a la semana a darle clases de repaso a la niña, separadas en dos días, traerá ejercicios preparados por ella, relacionados con la guía de estudio que lleven en el colegio, aparte, mandará una serie de deberes para que practique. La niña pues resolverá los deberes del cole y los mandados por la profesora particular, es decir, trabajará tres veces más de lo habitual para poder entender lo estudiado y así aprobar la asignatura. La niña no sólo aprueba sino que además no baja del notable alto en sus exámenes.
Bien, después de un par de meses dándole clases a su hija, teniendo a su madre satisfecha, el padre habla con la maestra. Le dice que por qué no trabaja con su hija los deberes del cole en vez de traer otros, que no le añada más ejercicios para hacer en casa, y todo porque según comenta él, a la niña no le da tiempo a hacer los ejercicios, su madre llega tarde y cansada de trabajar, se sienta con ella para estudiar y la niña yendo a primaria se acuesta demasiado tarde.
La profesora, le comenta que con el mecanismo que lleva, la niña ha mejorado y que de momento, seguirá con esa forma de trabajo que es lo acordado con la madre.
Ahora bien, la chica se queda con un mal sabor de boca y comienza a fijarse más en aquello que hace la niña. Cuando llega a su casa, la pequeña, está sentada frente al televisor merendando, hasta que no termina la merienda, el padre no le dice que vaya a clase, es decir, retrasa el horario de empezar la clase con su maestra, para que la niña meriende tranquilamente en el sofá, habiendo tenido ya una hora de descanso después de salir de clase. Una vez terminada la clase, la profesora le comenta siempre al padre cómo ha ido la niña con los ejercicios hechos, mientras hablan, la niña no hace absolutamente nada. Al poco menos de una hora de haberse ido de la casa de su alumna, la profesora tiene que hacer unos recados y sale de casa. Dada la cercanía de viviendas entre ambos, es fácil que se encuentre al padre paseando a su perro, el problema es, que todos los días se encuentra al padre y a su lado a su hija, a veces van paseando, a veces están jugando. La madre a la media hora tiene que llegar a casa.
La profesora pues se dice a sí misma: “cuando yo he llegado, la niña estaba viendo la tele, después de la hora de estar conmigo, la pequeña no ha hecho nada mientras yo hablaba con su padre, una vez me he ido, media hora después me he encontrado al padre y a la nena en la calle. Prácticamente a las 20:30 de la noche, la niña tan sólo ha dado una clase de matemáticas, cuando llega la madre y ve que no ha hecho nada, se pone con ella a hacer todo ya que su padre no ha sido capaz de hacerlo, la niña debe ducharse y cenar, ¿cómo no se le va a hacer tan tarde para dormir si durante cuatro horas desde que ha salido del cole no ha hecho absolutamente nada?  ¿y cómo se atreve a pedirme a mí que no trabaje como lo hago, habiendo resultados muy buenos porque dice que no le da tiempo a la niña cuando es él el que la tiene consentida?”
Espero pues, después de haber comentado esta anécdota con vosotros, recibir vuestras opiniones sobre esta anécdota.

martes, 21 de diciembre de 2010

Los Niños y la Televisión


El mirar televisión es uno de los pasatiempos más importantes y de mayor influencia en la vida de niños y adolescentes. Los niños en los Estados Unidos miran la televisión durante un promedio de tres a cuatro horas al día. Para el momento en que se gradúan de la escuela secundaria habrán pasado más tiempo mirando televisión que en el salón de clase. Mientras la televisión puede entretener, informar y acompañar a los niños, también puede influenciarlos de manera indeseable.
El tiempo que se pasa frente al televisor es tiempo que se le resta a actividades importantes, tales como la lectura, el trabajo escolar, el juego, la interacción con la familia y el desarrollo social. Los niños también pueden aprender cosas en la televisión que son inapropiadas o incorrectas. Muchas veces no saben diferenciar entre la fantasía presentada en la televisión y la realidad. Están bajo la influencia de miles de anuncios comerciales que ven al año, muchos de los cuales son de bebidas alcohólicas, comidas malsanas (caramelos y cereales cubiertos de azúcar), comidas de preparación rápida y juguetes. Los niños que miran demasiada televisión están en mayor riesgo de:
 

a)
Sacar malas notas en la escuela.
b)
Leer menos libros.
c)
Hacer menos ejercicio.
d)
Estar en sobrepeso.

La violencia, la sexualidad, los estereotipos de raza y de género y el abuso de drogas y alcohol son temas comunes en los programas de televisión. Los jóvenes impresionables pueden asumir que lo que se ve en televisión es lo normal, es seguro y es aceptable. Por consecuencia, la televisión también expone a los niños a tipos de comportamiento y acititudes que pueden ser abrumadores y difíciles de comprender.
Los padres pueden ayudar a sus hijos a tener experiencias positivas con la televisión. Los padres deben de:
     

1.
Mirar los programas con los hijos.
 
2.
Escoger programas apropiados para el nivel
de desarrollo del niño.
 
3.
Poner límites a la cantidad de tiempo que
pasan ante la televisión (a diario y por semana).
 
4.
Apagar la televisión durante la horas de
las comidas y del tiempo de estudio.
 
5.
Apagar los programas que no les parezcan
apropiados para su niño.
 
Además, los padres pueden hacer lo siguiente: no permitir a los niños mirar televisión por horas de corrido; al contrario, deben de seleccionar programas específicos para los niños. Seleccionen programas que sean adecuados para el nivel de desarrollo de su niño. Los programas de niños en la televisión pública son apropiados, pero las novelas, las comedias para adultos y los programas de conversación de adultos no lo son. Establezcan ciertos períodos cuando el televisor esté apagado. Las horas de estudio deben dedicarse al aprendizaje, no son para sentarse frente a la televisión mientras tratan de hacer la tarea. Las horas de las comidas son tiempo para conversar con otros miembros de la familia y no para mirar la televisión.

Estimule discusiones con sus hijos sobre lo que están viendo cuando están mirando un programa juntos. Señaleles el comportamiento positivo como la cooperación, la amistad y el interés por otros. Mientras están mirando, hágale conexiones con la historia, libros, lugares de interés y eventos personales. Hableles de sus valores personales y familiares y cómo se relacionan con lo que están viendo en el programa. Pidale a los niños que comparen lo que están viendo con eventos reales. Dejeles saber las verdaderas consecuencias de la violencia. Discuta con ellos el papel de la publicidad y su influencia en lo que se compra. Estimule a su niño para que se envuelva en pasatiempos, deportes y con amigos de su misma edad. Con la orientación apropiada, su hijo puede aprender a usar la televisión de una manera saludable y positiva