Hoy hablaremos sobre una anécdota que produjo en su momento, muchísimas comeduras de cabeza.
La cosa es muy sencilla. Trata sobre una familia. El marido pasa la mayoría del día en casa y la mujer justo lo contrario, desde buena mañana hasta la noche, no pisa su hogar. La madre, dado que su hija tiene problemas para entender algunas materias del colegio, decide buscar una profesora particular para que ayude a su hija. El trato que hacen la profesora y ella es el siguiente: irá dos horas a la semana a darle clases de repaso a la niña, separadas en dos días, traerá ejercicios preparados por ella, relacionados con la guía de estudio que lleven en el colegio, aparte, mandará una serie de deberes para que practique. La niña pues resolverá los deberes del cole y los mandados por la profesora particular, es decir, trabajará tres veces más de lo habitual para poder entender lo estudiado y así aprobar la asignatura. La niña no sólo aprueba sino que además no baja del notable alto en sus exámenes.
Bien, después de un par de meses dándole clases a su hija, teniendo a su madre satisfecha, el padre habla con la maestra. Le dice que por qué no trabaja con su hija los deberes del cole en vez de traer otros, que no le añada más ejercicios para hacer en casa, y todo porque según comenta él, a la niña no le da tiempo a hacer los ejercicios, su madre llega tarde y cansada de trabajar, se sienta con ella para estudiar y la niña yendo a primaria se acuesta demasiado tarde.
La profesora, le comenta que con el mecanismo que lleva, la niña ha mejorado y que de momento, seguirá con esa forma de trabajo que es lo acordado con la madre.
Ahora bien, la chica se queda con un mal sabor de boca y comienza a fijarse más en aquello que hace la niña. Cuando llega a su casa, la pequeña, está sentada frente al televisor merendando, hasta que no termina la merienda, el padre no le dice que vaya a clase, es decir, retrasa el horario de empezar la clase con su maestra, para que la niña meriende tranquilamente en el sofá, habiendo tenido ya una hora de descanso después de salir de clase. Una vez terminada la clase, la profesora le comenta siempre al padre cómo ha ido la niña con los ejercicios hechos, mientras hablan, la niña no hace absolutamente nada. Al poco menos de una hora de haberse ido de la casa de su alumna, la profesora tiene que hacer unos recados y sale de casa. Dada la cercanía de viviendas entre ambos, es fácil que se encuentre al padre paseando a su perro, el problema es, que todos los días se encuentra al padre y a su lado a su hija, a veces van paseando, a veces están jugando. La madre a la media hora tiene que llegar a casa.
La profesora pues se dice a sí misma: “cuando yo he llegado, la niña estaba viendo la tele, después de la hora de estar conmigo, la pequeña no ha hecho nada mientras yo hablaba con su padre, una vez me he ido, media hora después me he encontrado al padre y a la nena en la calle. Prácticamente a las 20:30 de la noche, la niña tan sólo ha dado una clase de matemáticas, cuando llega la madre y ve que no ha hecho nada, se pone con ella a hacer todo ya que su padre no ha sido capaz de hacerlo, la niña debe ducharse y cenar, ¿cómo no se le va a hacer tan tarde para dormir si durante cuatro horas desde que ha salido del cole no ha hecho absolutamente nada? ¿y cómo se atreve a pedirme a mí que no trabaje como lo hago, habiendo resultados muy buenos porque dice que no le da tiempo a la niña cuando es él el que la tiene consentida?”
Espero pues, después de haber comentado esta anécdota con vosotros, recibir vuestras opiniones sobre esta anécdota.
Creo este blog con intenciones de hacer de él un debate,una crítica constructiva hacia mi opinión y la de otras personas.El tema que más voy a tratar es la manera de educar que tiene un padre hacia sus hijos: si es la correcta o si por el contrario,es una educación equivocada.El motivo de este tema es las sorpresas que me he llevado con muchas familias que conozco.Utilizaré artículos leídos que me han gustado y llamado la atención y a su vez escribiré algunos con anécdotas que he podido ver.
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